miércoles, 3 de diciembre de 2014

LA COLABORACIÓN PROFESORADO-FAMILIA EN EL TRATAMIENTO DE UN/UNA NIÑO/A CON TDAH.

1.- Presentación.

En el proceso de aprendizaje del/la alumno/a, la colaboración de la familia es fundamental, en la medida en que la familia es el marco de estabilidad de toda persona y en la medida en que en este núcleo el/la alumno/a se forma como persona. En el ámbito escolar, este/a alumno/a se forma intelectualmente y profundiza su proceso de socialización.
Por ello, el profesorado y la familia son y han de ser muy complementarios el uno con el otro. Merced a esta estrecha colaboración el/la alumno/a puede desarrollarse adecuadamente y alcanzar los objetivos planteados en toda la etapa educativa, alcanzando a ser un ser social y socializado plenamente desarrollado e intelectualmente plenamente preparado para ampliar conocimientos y poder, con el tiempo, insertarse en el mundo laboral.
Cuando en el/la alumno/a se manifiestan ciertos trastornos como puede ser el amplio cuadro abarcado bajo la denominación de TDAH, la colaboración profesorado-familia es absolutamente esencial. El profesorado debe atender adecuadamente al alumnado que tiene a su cargo, y la familia debe educar y formar socialmente a su hijo/a. Pero a menudo ocurre que la familia no sabe cómo gestionar adecuadamente los comportamientos del/la hijo/a aquejado/a de TDAH, y no sabe cómo lograr una evolución positiva del/la mismo/a. En ciertos casos, la familia busca apoyo externo - en asociaciones dedicadas a este problema - y en otros, busca el apoyo directamente en el ámbito escolar.

2.- Reuniones periódicas profesorado-familia y contenidos.

Como consecuencia de lo anterior, desde el ámbito escolar se debe dar respuesta a las familias, tanto para informarlas de la evolución del/la alumno/a, como para asesorarlas en cuanto a la gestión de la evolución del/la hijo/a. No se olvide que una de las causas del fracaso escolar del/la alumno/a puede ser el rechazo que siente la familia por el hijo/a aquejado de TDAH, o simplemente el desinterés por la evolución educativa y curricular del hijo/a con TDAH que no progresa en prácticamente en ningún ámbito.
La atención que se debe dispensar a las familias debe materializarse en un programa de reuniones profesorado-padres/madres en las que se traten de los siguientes asuntos:
1.- Información a la familia de la evolución actitudinal y curricular del hijo/a.
2.- Información sobre las actuaciones seguidas por parte del profesorado con el/la alumno/a con TDAH.
3.- Información sobre los materiales adaptados con los que trabaja el/la alumno/a con TDAH.
4.- Tras diálogo con la familia, indicación a ésta última de la tarea de supervisión que debería ejercer, de forma que esta actuación se complemente con la labor llevada a cabo por el profesorado, pero sin solaparla.
5.- En caso necesario, informar a la familia de las actitudes que debe tener para con el/la hijo/a con TDAH. Por ejemplo, inculcar al/a hijo/a la costumbre de apuntar la tarea por hacer en una agenda o en un pequeño bloc de notas de bolsillo. La familia deberá controlar la realización de las tareas indicadas según las instrucciones del profesorado, con el fin de que no se den instrucciones contradictorias y, por tanto, contraproducentes.
6.- En el marco de estas reuniones periódicas, el profesorado debe estar abierto a las sugerencias de las familias, por varios motivos: por ejemplo, la familia conoce muy bien a su hijo/a, y por tanto puede asesorar sobre las actitudes a adoptar para la evolución positiva del/la alumno/a.
7.- En líneas generales, se debe dar una comunicación basada en el intercambio mutuo de toda la información relativa al/la hijo/a / alumno/a con TDAH.

3.- Recomendaciones de actuaciones de la familia para con su hijo/a con TDAH.

En el transcurso de estas reuniones se ha de producir un intercambio de información entre profesorado y familia sobre la evolución del/la alumno/a con TDAH.
Dado que en muchos casos la familia no sabe cómo hacer frente a las manifestaciones propias del síndrome de TDAH, el profesorado debe asesorarla sobre las actitudes a adoptar. Como se ha dicho en los apartados anteriores, estas actuaciones deben ser complementarias de las seguidas por el profesorado con el fin de que no se produzca el temido y contraproducente solapamiento mutuo.
Las actuaciones que debería seguir la familia para gestionar satisfactoriamente la evolución de su hijo/a con TDAH, perfectamente complementadas con las actuaciones llevadas a cabo por los/as docentes, deberían ser básicamente las siguientes:
1.- Asesoramiento a la familia.
1.1.- En primer lugar, el profesorado, debidamente asesorado por el Departamento de Orientación, deberá informar a la familia de las características del TDAH, insistiendo en las mil y una facetas que se manifiestan con este síndrome, e insistiendo en la evolución del mismo a lo largo del tiempo ("Dura toda la vida pero con la edad se va haciendo más y más llevadero para alumno y familia, hasta prácticamente no notarse en la edad adulta").
1.2.- Tranquilizar a la familia sobre los efectos presentes y futuros del TDAH en un/una niño/a. El TDAH no es una tara mental, y no impide un pleno desarrollo del hijo/a como personal ni del/la alumno/a durante su proceso de aprendizaje. En este sentido, se debería comentar los casos de grandes personalidades pasadas y presentes con TDAH.
1.3.- El profesorado deberá presentar a la familia el mapa de empatía del/la alumno/a realizado por el equipo docente. Este mapa de empatía escolar se puede completar con otro mapa de empatía familiar. A partir de estos dos mapas de empatía se puede diseñar un plan de actuación integral para con el/la niño/a.
1.4.- La familia seguramente puede requerir apoyo externo, además del que se proporcione en el centro educativo. Por este motivo, el profesorado debería asesorar a la familia sobre asociaciones y otras instituciones dedicadas al estudio y tratamiento de los trastornos derivados del TDAH.
2.- Actitud general.
2.1.- Paciencia. Mucha paciencia. El TDAH dura toda la vida, si bien con el avance de la edad se van mitigando sus manifestaciones (en realidad, apenas el alumnado toma plena consciencia de las implicaciones de este síndrome y aprende consecuentemente a gestionar sus esfuerzos). Los logros de un/a alumno/a con TDAH se consiguen a lo largo de bastantes años. Además, cada tramo de edad tiene sus propias manifestaciones específicas.
2.2.- NO hacer sentir al/la hijo/a como diferente, y ni mucho menos inferior a los demás. El/la niño/a con TDAH tiene sus sentimientos, su orgullo y su amor propio, como todos/as los/as niños/as. Es muy importante reforzarle su autoestima, y hacerle sentir como uno/a más de la familia y del ámbito social en el que se desenvuelve.
2.3.- NO "MACHACAR" al/la niño/a por no rendir ni comportarse lo suficientemente bien. La familia deberá evitar toda actitud que dé a pensar al/la hijo/a que se le rechaza, cualquiera que sea el motivo que haya dado previamente. La actitud general de la familia deberá combinar firmeza y paciencia, todo ello bajo un manto de mucho cariño (aunque a veces no tenga más remedio que adoptar una actitud dura).
3.- Actitudes frente al estudio.
3.1.- Control de la agenda de trabajo del/la hijo/a. Toda la actividad que debe realizar el/la hijo/a en el ámbito escolar debe estar recogida en la agenda escolar. En su defecto, deberá estar recogida en un pequeño bloc de notas de bolsillo. La familia deberá controlar este documento, y deberá supervisar que el/la hijo/a realice las actividades reseñadas (estudio, preparación de un examen, deberes, tareas temáticas...).
3.2.- Control de los tiempos de trabajo del/la hijo/a. El/la alumno/a con TDAH debe regirse por unos tiempos de trabajo distintos de los de los/as demás niños/as. El grado de trabajo que debe desarrollar un/una alumno/a con TDAH es proporcionalmente mayor que el que deben desarrollar el resto del alumnado. Ello acarrea más cansancio acumulado, y una rápida pérdida de la capacidad de concentración. Por ello, es del todo necesario que la familia supervise el trabajo de casa del/la hijo/a, sin forzarlo/a a realizar más trabajo del que pueda desempeñar. Un /una alumno/a con TDAH puede "bloquearse" muy rápidamente, y en este caso se impone un tiempo de descanso.
El alumnado con TDAH se "agobia" ante una tarea larga. Por ello, deberá realizar más tareas que los/as demás compañeros/as de clase, pero bastante más cortas. El alumnado con TDAH "se bloquea" con una tarea larga, la cual no va a terminar. Pero se va a sentir especialmente orgulloso de haber realizado varias tareas, sin tomar en consideración de que éstas sean más cortas ("¡¡¡Profesor!!! ¡¡¡He terminado los cinco ejercicios!!!").
3.3.- A consecuencia de lo expuesto en el epígrafe anterior, la familia no deberá dar más tarea a su hijo/a, y se recomienda encarecidamente que NO apunte a su hijo/a a clases particulares. Los tiempos de descanso de un/una niño/a con TDAH han de ser superiores que los del resto de niños/as.
3.4.- Como complemento del apartado anterior, la familia deberá respetar los tiempos de descanso del/la hijo/a.
4.- Motivación del/la hijo/a.
4.1.- La familia deberá, junto con el profesorado, localizar las aficiones del/la niño/a. Todos/as los/as niños/as tienen una parcela, a veces secreta, a veces muy manifiesta, en la que destacan notablemente.
4.2.- Se deberá usar esta afición especial a la hora de gestionar la evolución positiva del/la hijo/a. En caso de logro conseguido en las facetas menos agradables para el/la alumno/a, se implementará el desarrollo de esta afición a modo de premio. En caso de un mal comportamiento o de una manifestación muy negativa en cualquier otro ámbito, se deberá penalizar al/la niño/a no permitiéndole dedicarse ese día a esa afición que tanto le aporta.
4.3.- Se deberá potenciar positivamente las actitudes que debe desarrollar el/la hijo/a. Por ello, la realización de la afición detallada en el epígrafe anterior deberá considerarse como un premio. En caso contrario, se considerará como una penalización en la medida en que al/la niño/a "no se le da el gusto".
4.4.- La familia, junto con el profesorado, deberá fomentar en el/la hijo/a / alumno/a con TDAH la participación en actividades deportivas y/o artísticas. Estas actividades son altamente relajantes para cualquier niño. El deporte permite "quemar" el estrés acumulado durante el día, y además permite mantener un estado de salud adecuado. Las manifestaciones artísticas (música / dibujo-pintura) permiten, en su vertiente práctica, "evadirse" de la realidad del estudio, a la vez que permiten crear/producir sonido e imagen respectivamente. Se implementa la tremenda creatividad del/la niño/a. En el caso de la música, se deberá respetar ESCRUPULOSAMENTE la opción de instrumento que manifieste el/la niño/a. Quien va a practicar el instrumento elegido es el/la niño/a, que no los demás miembros de la familia.

4.- Conclusiones.

El TDAH es un problema a veces muy difícil de gestionar. La gestión de semejante síndrome no compite a nadie en exclusiva, sino a todas las personas que tengan relación con el/la alumno/a aquejado de TDAH. Cada actor debe tener una cota de responsabilidad determinada y un campo de acción muy bien delimitado. En este contexto, el profesorado debe encargarse expresamente de la vertiente educativa y socializadora, la familia debe encargarse de la educación propiamente dicha complementándose con la labor del profesorado, y el resto del alumnado, debidamente concienciado por el profesorado, deberá asumir la parte práctica del ámbito de socialización.
Cada actor deberá asumir su parte de trabajo complementándose con los demás actores, pero sin solaparse mutuamente. No hay nada más contraproducente que actuaciones contradictorias entre sí.
De esta manera, se conseguirá un desarrollo óptimo de un/una alumno/a con TDAH, sacando lo mejor de la persona y logrando su plena inserción en casi igualdad de condiciones que el resto y con resultados frecuentemente modestos en la infancia/adolescencia, pero mucho más notables - a veces incluso superiores - en la edad adulta.


Sergio Hódaz Caño.